ROCIO CLARO HIRIENTE


Puñales de cristal
atravesando pétalos de flor
la frialdad cortara corazones distantes;
y buscaras la luz en la noche agonizante;
ojos de niños al amanecer,
voces amarradas desde la teta
al principio del último despertar.

Se atraviesan valientes
las esperanzas para caer
como hojas de árbol por
arrebatado vendaval
alumbrado un chorro de luz.
Una clara desesperación
para los que despiertan
al juego de vivir soñar y morir.
Despedazados
se acompañan dolor y un tal vez
en este recorrer vida sobre pies y quisiera
que ninguno llega al final.

Pero el dolor no está allí…
esta en el congelado de bienestar
y comodidad,
con seguridad de que este mundo
no es con él. Nos vemos como uno dos tres cuatro cinco y seis
pero no como el uno aquel
al fin somos todos los que somos…
que nos vemos con la sorpresa
del enterrador, del que asiste al funeral
porque de él no es el muerto
ni de el ni de nadie
porque los muertos cuentan
solo para el que entierra
y lo lleva en la foto
en un recuerdo borracho y difuso
y tal vez para el que leyó la noticia.
Cuando las palabras pierden su significado,

la gente pierde su libertad.

3 Octubre 2016.-

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