UNA HOJA DE HIERBA
Creo que una hoja de
hierba, no es menos
que el día de trabajo de
las estrellas,
y que una hormiga es
perfecta,
y un grano de arena,
y el huevo del régulo,
son igualmente perfectos,
y que la rana es una obra
maestra,
digna de los señalados,
y que la zarzamora podría
adornar,
los salones del paraíso,
y que la articulación más
pequeña de mi mano,
avergüenza a las máquinas,
y que la vaca que pasta,
con su cabeza gacha,
supera todas las estatuas,
y que un ratón es milagro
suficiente,
como para hacer dudar,
a seis trillones de
infieles.
Descubro que en mí,
se incorporaron, el gneiss
y el carbón,
el musgo de largos
filamentos, frutas, granos y raíces.
Que estoy estucado
totalmente
con los cuadrúpedos y los
pájaros,
que hubo motivos para lo
que he dejado allá lejos
y que puedo hacerlo volver
atrás,
y hacia mí, cuando quiera.
Es vano acelerar la
vergüenza,
es vano que las plutónicas
rocas,
me envíen su calor al
acercarme,
es vano que el mastodonte
se retrase,
y se oculte detrás del
polvo de sus huesos,
es vano que se alejen los
objetos muchas leguas
y asuman formas multitudinarias,
es vano que el océano
esculpa calaveras
y se oculten en ellas los
monstruos marinos,
es vano que el aguilucho
use de morada el cielo,
es vano que la serpiente
se deslice
entre lianas y troncos,
es vano que el reno huya
refugiándose en lo
recóndito del bosque,
es vano que las morsas se
dirijan al norte
al Labrador.
Yo les sigo velozmente, yo
asciendo hasta el nido
en la fisura del peñasco.
Una araña paciente y
silenciosa
Una araña paciente y
silenciosa,
vi en el pequeño
promontorio en que
sola se hallaba,
vi cómo para explorar el
vasto
espacio vacío circundante,
lanzaba, uno tras otro,
filamentos,
filamentos, filamentos de
sí misma.
Y tú, alma mía, allí donde te encuentras,
circundada, apartada,
en inmensurables océanos
de espacio,
meditando, aventurándote,
arrojándote,
buscando si cesar las
esferas
para conectarlas,
hasta que se tienda el puente
que precisas,
hasta que el ancla dúctil
quede asida,
hasta que la telaraña que
tú emites
prenda en algún sitio, oh
alma mía.
¡Oh yo, vida!
¡Oh yo, vida! Todas estas
cuestiones me asaltan,
Del desfile interminable
de los desleales,
De ciudades llenas de
necios,
De mí mismo, que me
reprocho siempre, pues,
¿Quién es más necio que
yo, ni más desleal?
De los ojos que en vano
ansían la luz, de los objetos
Despreciables, de la lucha
siempre renovada,
De los malos resultados de
todo, de las multitudes
Afanosas y sórdidas que me
rodean,
De los años vacíos e
inútiles de los demás,
Yo entrelazado con los
demás,
La pregunta, ¡oh, mi yo!,
la triste pregunta que
Vuelve: “¿Qué hay de bueno
en todo esto?”
Y la respuesta:
“Que estás aquí, que
existen la vida y la identidad,
Que prosigue el poderoso
drama y que quizás
Tú contribuyes a él con tu
rima”.
Me celebro y me canto a mí
mismo
Me celebro y me canto a mí
mismo.
Y lo que yo asuma tú
también habrás de asumir,
Pues cada átomo mío es
también tuyo.
Vago al azar e invito a
vagar a mi alma.
Vago y me tumbo sobre la
tierra,
Para contemplar un tallo
de hierba.
Mi lengua, cada molécula
de mi sangre formada por esta tierra y este aire.
Nacido aquí de padres
cuyos padres nacieron aquí y
Cuyos padres también aquí
nacieron.
A los treinta y siete años
de edad, gozando de perfecta salud,
Comienzo y espero no
detenerme hasta morir.
Que se callen los credos y
las escuelas,
Que retrocedan un momento,
conscientes de lo que son y
Sin olvidarlo nunca.
Me brindo al bien y al
mal, me permito hablar hasta correr peligro.
Naturaleza sin freno,
original energía.
Con estrépitos de músicas
vengo
Con estrépitos de músicas
vengo,
con cornetas y tambores.
Mis marchas no suenan solo
para los victoriosos,
sino para los derrotados y
los muertos también.
Todos dicen: es glorioso
ganar una batalla.
Pues yo digo que es tan
glorioso perderla.
¡Las batallas se pierden
con el mismo espíritu que se ganan!
¡Hurra por los muertos!
Dejadme soplar en las
trompas, recio y alegre, por ellos.
¡Hurra por los que
cayeron,
por los barcos que se
hundieron en la mar,
y por los que perecieron
ahogados!
¡Hurra por los generales
que perdieron el combate y por todos los héroes
vencidos!
Los infinitos héroes
desconocidos valen tanto como los héroes mas
grandes de la Historia.
Walt Whitman