DESAPEGO, LA TRAMPA


La relación interpersonal es fundamental y básica para la sobrevivencia, tanto física como emocional. En el campo físico la relación nos proporciona aquello que necesitamos, pero no producimos. Y a la vez proporcionamos lo que los demás necesitan pero no producen. Tanto bienes como servicios. Es pues básico mantener una relación higiénica con los demás.
El conflicto milenario se da cuando un determinado de personas urge de un algo o de lo básico y el trueque no es el lenguaje útil, ni el intercambio de dinero. Es entonces que se generan las guerras reales, dejando como resultado empate, o vencedor y vencido.
De hecho nuestras sociedades han perdido el equilibrio entre el dar y el recibir, de una manera justa y ecuánime, y es entonces surge que el más fuerte adquiere del vencido lo que quiere. No lo que desea, sino lo que quiere.
La relación económico financiera entre los países actualmente es una guerra injusta, si es que lo injusto existe, y se mantiene una lucha de explotación sofisticada entre los unos y los otros. Los gobiernos de cada país, aparatos interventores del libre comercio, son maquinarias para exprimir cualquier negociación entre dos o varias partes.
Esto se sucede en el ámbito económico como en el intelectual, religioso, laboral, familiar. Se da además entre individuo y el mismo. Llamemos conflicto en lugar de guerra al estado común que un individuo mantiene consigo mismo. Uno es el que es, y otro el que quiere ser. Uno es el hecho y el otro es su proyección de sí mismo. Entre esas dos imágenes, está el conflicto.
En las redes sociales, vemos una supersaturacion de mensajes escritos de cómo debemos ser, y de cómo debemos hacer para una transformación. De eso, de intercambio económico financiero y de una filosofía de cambio del entorno y del cambio del individuo circulan las mayores cantidades de publicaciones.
Pero al contrario de ver que el individuo, que conforma la sociedad, logre calma y serenidad, armonía y desapego, vemos que cada día mas se apega a estar voceando por donde y como. Obsesivamente vemos repetirse un mensaje libertario, y claramente es el grito desesperado del individuo por un cambio en estos momentos tan oscuros que la humanidad atraviesa, en su camino al despeñadero.

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