ADAPTARSE ES IGUAL QUE SER ADOPTADO














Adaptarse a un sistema de pensamiento ya estructurado, fortalecido por los años, con gran número de miembros, es como ser adoptado. 

Y eso que llamamos libertad no radica en pertenecer o formar parte de un grupo que te adopta y tú te adaptas, el deformarse de una forma para tomar otra forma que encaje en el nuevo patrón, eso no es evolución, eso es domesticación. La verdadera identidad, entonces, nunca es encontrada, por mutación constante.

La libertad está más allá de las fronteras de lo ya establecido por el pensamiento y sistemas de creencias,  por muy profundas que parezcan. Siempre serán un sistema estructurado y alimentado por miembros que no querrán salirse de los límites delimitados por ese sistema, alimentado por sus conveniencias, miedos y poderes. 

La libertad tiene más que ver con des-adaptarse, con des-tomar el molde del momento, tomar la forma de lo que ES en ese momento. 

Numerosos sistemas de pensamiento y creencias existen y han existido en nuestra corta historia humana. Apenas podemos releer 2,000 a 5,000 años, desde cuando el hombre principió a grabar en símbolos lo que iba aconteciendo. Y no tenemos la certeza de que lo escrito concuerda con lo que realmente sucedió.

Los encierros en esos sistemas nos brindan una comodidad fácil de adoptar, y para nosotros es más fácil adaptarnos a  lo ya establecido, que tomar formas nuevas y variadas, que salirnos de esa prisión y experimentar-nos, vivenciar-nos, pues psicológicamente la cárcel es cómoda para el condenado hasta la muerte.

Tomar, como el agua, la forma del recipiente que la contiene es la sabiduría en vivo. 

Preferimos “lo seguro”, que lo “incierto”. Y aún con todas sus certezas el hombre no ha logrado descifrar el por qué de su presencia en el planeta y detener el fin que los espera y lo ha esperado siempre: desde enfermedades,  y entender eso que tanto teme LA MUERTE.

Pero no hablemos de la muerte física únicamente. Morir es mantener constantemente un pensamiento aprendido, prestado, tomado de un libro o de un sistema de creencias, y día con día hacernos nacer el miedo a fallar a “esos” cánones.
Es el miedo, la culpa, la vergüenza y la esclavitud al trabajo, lo único que cualquier sistema social puede enseñar, nutrir y fomentar a lo largo de su hacer como sociedad. Y vemos como extrañeza enfermiza el que alguien de nosotros no comulguemos con estupideces que se comparten por ser vínculos gregarios. El hombre teme a su libertad, es por ello que le da miedo, vergüenza y sentimiento de culpa, por ejemplo no trabaja “en algo digno y formal” para su grupo social. Y es entonces que se decide por caer en vender su tiempo, tiempo que es su vida, para sobrevivir en un sistema que lo obliga a consumir y trabajar para consumir.
El Amor y la Libertad son dos caras de la misma moneda, y es el discernimiento el que nos da la oportunidad de elegir: si me uno al montón o me arriesgo por mi cuenta.
Claro que hay situaciones que se nos presentan como más útiles. Es más fácil pasar desapercibido si salgo a la calle con un pantalón y una camisa poco elegante, que por una “desobediencia civil y semi revolucionaria”, salir totalmente desnudo. Llamaré más la atención desnudo y no cambiaré nada, absolutamente nada.
Pero vestido simplemente puedo circular entre los “dormidos” que no me tomarán en cuenta.

El sabio sabe hacerse invisible ante el instruido, porque sabe que el intelecto agigantado no podrá reconocer nunca, que la felicidad es un estado mental, no una forma de vestir, lucir y aparentar.-

Dr. Omar Estévez
5/04/2017.-

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